Perdí las llaves

Dejé queriendo la puerta abierta,
y en la cerradura las llaves colgando.
Yo supe del rostro que a mí me mostraba
en la entrada del espejo que me reflejaba.

Vi y oí sus fuertes pisadas arrastradas.
Sentí su sombra abrazando la llama.
Metí las llaves en su bolsillo más externo.
Cerré la puerta y él me miró por dentro.

Quise enseñarle la cocina, a lo que él,
muy hábil, encendió el gas y prendió fuego.
En el baño se dejó el grifo de lágrimas corriendo,
y en el salón reconoció la colección de mis pensamientos.

Llegamos al dormitorio y empezó a llenar de despertadores el silencio.
Después quiso él redescubir el sótano que yo misma desconocía.
Porque no me atreví a entrar, ni tampoco a detenerlo;
A día de hoy sé por sus huellas que pisó el centro.

Pero lo peor, adelanto, que no fue a razón de eso.
Emergió de las escaleras y de excusas puesto,
alegó su salida y con la llave fuera me cerró dentro.
No es que robara nada, es que dejó su recuerdo.

Esta entrada tiene 2 comentarios

  1. Carmelo

    Muy buena esa poesía total cargada de profundos significados bajo un velo de palabras que juegan a cazar pensamientos y disparan dardos para mentes despiertas !!! BRAVO !!!

    1. Marta G. Román

      Gracias de corazón! Recibir tan buen comentario de una poesía mía me alegra mucho, sobre todo ahora que estoy empezando y no sé cuánto le puede llegar al público mis escritos. También siento la necesidad de excusarme por no haber contestado antes, puesto que durante este tiempo no he estado activa en la página, pero esto me anima a coger con fuerzas renovadas el proyecto y evitar que suceda de nuevo 🙂

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