Oda a La Noche

Te quiero ver, noche de caballo galopante.
No sé por dónde te me quedas colgada,
oscura antigüedad plagada de estrellas.
Calor más eterno, más vivo y hechizante.

Nunca necesité mirarte más de dos veces.
Se me quedaron pegadas mis pestañas a ti.
Tengo algo con tus lejanas luces de tinieblas,
que me abrazan sin estar ahora mismo ahí.

Navega el cielo al mar cuando es de día
y vuela el mar al firmamento cuando eres noche.
Que todas las noches de mi vida son mías y
de los días hay muchos que fueron otros.

Si dejas que Venus y Júpiter se encuentren
y que brillen más sin ser ninguna estrella…
Yo quiero que eso me concedas, Noche,
sin que él y yo seamos ningún haz de fuego.

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