Pagaba al asesino por el trabajo realizado y dado el buen resultado, no dudaría en llamarle para otro apaño. Mucho le había costado encontrar a alguien con experiencia y buenas referencias en el sector. Únicamente el detalle de que fuera un delito penal complicaba el asunto, cuando debería ser un derecho el poder rendir cuentas y ganarse el pan. Además, el contrato se rige por unos códigos morales muy estrictos. Por ejemplo, el sicario debe firmar una declaración donde exprese no conocer al objetivo. Estaría muy mal pagar a traidores y en este negocio hay que ser pulcros.
Asesino Freelancer
- Autor de la entrada:Marta G. Román
- Publicación de la entrada:agosto 17, 2024
- Categoría de la entrada:Microcuentos
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